por Xavi Santamaría

Y hoy, cuando te haces presente en mis recuerdos, la tristeza indefinida del pensarte, se apodera de mí, como el dibujar de una gota de lluvia que recorre mi mano con una tacto que desearía prender y se disuelve entre las yema de mis dedos, tatuando en recorrido infinito en su roce frío y cálido, dejando su estela húmeda.

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Y cuando el despertar inesperado en medio de una calurosa noche de agosto, ahoga sin falta de aire, por el peso liviano de los recuerdos de tu ilusión, tornándose en melancolía placida, agradable y dulce de sentirte presente en las horas de dormitar que ya agote en forma de sueño, rozando tu tacto y envolviéndolo en una neblina que no deja atisbar el pasado por lo lejano de su presencia.

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Trayéndome la evocación atemporal de la nostalgia de extrañarte. Exhumando tu olor, tu presencia, tu risa… que se resguardo en mi corazón y aflora hoy con fuerza en un vago despertar que se aferra a mi clavándose como espinas en lo más profundo de mi ser, dejando brotar ese sentimiento ambiguo de que todavía existes, resguardada en mi...

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Perfilando una sonrisa que no provoca dolor, por la extrañeza de extrañarte que golpea como un yugo con la misma fuerza que tu presencia fugaz se torna ahora vacía.

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Olvidando por momentos el haberte olvidado, que hace que todo se torne tan real como si no se hubiese desvanecido y en un instante eterno… vuelves a mi mente como si tu presencia fuese verídica, pudiéndola tocar, oír, oler… sentir… pues lo material no existe.

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Todo se viste de sentimientos, sensaciones y energía, que te hacen tan existente como la irrealidad en la que vivimos, pues ahí estas, en esos eternos segundos mágicos que florece en mi con forma de sonrisa y deseo de saber que todo está bien y sucedió… y sigue sucediendo cada instante que la melancolía, sin dolor, hace abrir mi pecho y expandir todo lo que soy, como la primera vez que te estreche contra mí... y me perdí en tus recuerdo ...